Deseret News – Rosemary Card nunca asistió a una escuela de diseño de moda, pero durante un periodo de dos años como modelo en Nueva York, Card trabajó con diseñadores reconocidos, incluyendo Jill Stuart, mientras adaptaba su ropa. Ella vio y escuchó y se dio cuenta de lo que hace que la ropa calce. Ella también desfiló por pasarelas a través del mundo, modelando lo último en alta moda. Pero Card ahora está dedicando su tiempo a un tipo diferente de moda: una línea de vestidos para Templos SUD.
Es posible que haya quienes consideren a Card no esté preparada o no calificada para tal tarea, pero Card, una joven de 26 años que vive en Salt Lake City, responde con confianza a esa preocupación al igual como ella responde a cualquier otra pregunta.
“Probablemente no estoy 100 por ciento calificada, pero en esta vida, si esperamos estar 100 por ciento calificados para todo, nunca vamos a hacerlo”, dijo Card. “He intentado muy duro el levantar mi mano para las oportunidades, ¿estoy calificada? No, pero sé cómo hacer preguntas, sé cómo encontrar mentores, y se cómo averiguarlo en el camino” es la cuarta de cinco hijas de Mike y Liesa Card, Rosemary Card creció en Utah. Cuando ella tenía 8 años, su familia se mudó a la ciudad de Nueva York, donde su mama siguió una carrera de diseño de interiores en el Fashion Instituto of Technology. Aunque los cambios de una casa en Sandy a un apartamento lleno de gente compartido con la familia de su tía fueron difícil, Card dijo que, como resultado, ella y sus hermanas se volvieron independientes.
La mama de Card se graduó, y la familia de Card volvió a Utah después de vivir en Nueva York por cuatro años. Card se convirtió en una extra de Disney en “High School Musical”, y mientras ella participó en la filmación en el “East High School” en Salt Lake City, alguien se acercó a ella y la animó para que ella siguiera el camino del modelaje. Card exploró la opción. Las agencias locales le dijeron que no tenía el “aspecto adecuado” para Utah, pero que podría tener éxito en Nueva York.
Card dijo que modelar era “literalmente la última cosa en el planeta” que su padres querían que ella hiciera, pero la mama de Card la llevó con ella a un viaje de negocios a Nueva York durante Acción de Gracias. Mientras su mamá estaba en reuniones, Card asistió a las convocatorias abiertas en agencias de modelos. La mamá de Card tenía la esperanza de mostrar a Card que modelar no era una opción viable, pero Card salió con un contrato de modelaje por tres años para Elite Model Management. Menos de dos meses después, la joven de 16 años se mudó a Nueva York por ella misma.
Los padres de Card inicialmente tenían preocupaciones acerca de enviar a su hija a Nueva York a trabaja en la industria de la moda, pero comenzaron a sentir que era una experiencia que Card debía tener.
“Ellos oraron y ayunaron al respecto, y realmente sintieron como si era parte del plan de Dios para mí”, dijo Card. “Así que aunque no era parte de su plan, ellos no sintieron que debían decir a nuestro Padre Celestial “Oh, no está en nuestro plan. No vamos a hacerlo”. Pero sintieron que tenía que hacerlo, y creo que eso les dio mucha paz”
Justo antes de que ella se fuera a Nueva York, Card tuvo un visitante. Leanne Freedman, esposa del cofundador de DownEast Outfitters, quien había sido modelo, le dio a Card una importante pieza de asesoramiento.
Justo antes de que ella se fuera a Nueva York, Card tuvo un visitante. Leanne Freedman, esposa del cofundador de DownEast Outfitters, quien había sido modelo, le dio a Card una importante pieza de asesoramiento.
“Ella me habló acerca de “una foto”, recuerda Card. “Tú solo te tomas una foto inapropiada, y nunca la recuperaras… Sabía que no quería ser un día parte de la presidencia de Mujeres Jovenes y tener un tropiezo de las jóvenes a través de una foto inapropiada de mí en Internet. Y yo sabía que podía ir a muchas fiestas y estaría totalmente bien, pero también sabía que podía ir a una fiesta y terminar en una situación realmente peligrosa, y la relación costo-ganancia simplemente no pesaban en mi mente. Parecía demasiado arriesgado para mí”
Aunque la agencia de modelos respetó sus valores, Card, una miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se encontró a sí misma en un mundo donde las modelos tienen oportunidades de ir a fiestas con celebridades y acceso ilimitado al alcohol y las drogas. Ella observó como otras chicas de su misma edad luchaban por tomar decisiones de adultos a una edad tan joven, pero ella se apegó a sus normas.
Ella negoció con su agencia para asegurarse de tener los domingos libres para asistir a la Iglesia, y estudió las escrituras a diario.
Card atribuye su fuerza de carácter a su madre, quien le dio un nuevo conjunto de escrituras antes de mudarse a Nueva York.
Después de dos años modelando y justo después de cumplir 18, Card viajó a Japón. Una vez allí, se dio cuenta que sus normas no se habían comunicado adecuadamente, y decidió que había terminado con el modelaje. A pesar que fue capaz de atenerse a sus normas en el viaje, le sirvió como un recordatorio de que había llegado a una edad en que las agencias esperan que ella haga cosas que no se alinean a sus estándares personales de modestia.
“Cuando la gente dice: “¿Por qué dejaste de modelar?”. Yo siempre digo, “Larga historia, en resumen es como si sintiera que soy capaz de ofrecer más a este mundo”, dice Card.
En los años transcurridos desde que Card regresó a Utah, sirvió una misión en Arizona desde 2010 al 2011. Estudió en Jerusalén por un semestre y se graduó de la Universidad de Brigham Young el 2013. Ella también trabajó en la campaña de la Iglesia SUD “Soy Mormón”, y ahora trabaja con el departamento de videos de la Iglesia. Dijo que estas oportunidades espirituales y educativas la ayudaron a poner las experiencias que tuvo como modelo en perspectiva.
“Esas cosas me ayudaron a entender que es lo que iba a ofrecer… utilizando las cosas que aprendí en el modelaje y usando esas experiencias para ayudar a las mujeres jóvenes quienes son y qué es lo que tienen que contribuir”, dice Card. “No hay nada que me apasione más, y puedo hablar sobre ello por siempre. Pero es por mi experiencia en modelaje y porque tuve una experiencia tan extrema de probar lo que el mundo dice sobre para qué son valiosas las mujeres jóvenes”.
“Lo viví por dos años, y me di cuenta “Esto no se siente bien”, por lo que ahora… puedo decir como “Hey, chicas, yo he estado allí. Lo intenté. Lo hice. Caminé en esos tacones de aguja y duelen. Tú eres capaz de hacer cosas más grandes, y tienes mucho más que dar a este mundo que una gran selfie, y el mundo te necesita”.
Hace aproximadamente un año, Card estaba en el templo cuando ella sintió la impresión de crear una empresa de vestidos, que vendería vestidos para el templo. Ella caminó inmediatamente a la oficina de la Hermana Sharon Samuelson, la matrona del Templo de Salt Lake, y programó una cita. Ellos le dieron las directrices y las normas para la ropa del templo, y Card se sintió alentada para continuar.
Mientras ella se da cuenta que la ropa del templo no debe llamar la atención, Card también siente que asistir al templo es importante, y los asistentes deben vestir adecuadamente.
“Sé que el propósito del templo no es ser atractivo o llamativo”, dice Card. “No estamos tratando de ser extravagantes o llamar la atención hacia nosotros mismos, pero queremos usar lo mejor que tenemos, y si el templo es la obra más importante en esta tierra, deberíamos vestirnos con nuestro mejor esfuerzo para hacerlo. No creo que tiene que ser extremo, pero solo quiero que las personas se vean bien”
Card nombró a su compañoa Q.Noor. La “Q” significa reina y “Noor” es la palabra árabe para luz. La compañía lanzó su página web en noviembre y planea lanzar diferentes estilos con limitadas ediciones de cada vestido a través del tiempo.
Card nombró a su compañoa Q.Noor. La “Q” significa reina y “Noor” es la palabra árabe para luz. La compañía lanzó su página web en noviembre y planea lanzar diferentes estilos con limitadas ediciones de cada vestido a través del tiempo.
Mientras a Card le encantaría que su compañía se volviera muy exitosa, ella siente que ya es un éxito porque ella siguió la inspiración que recibió.
“La meta no es vender un billón de vestidos… aunque eso sería fantástico”, dice Card. “El propósito de esto es ayudarme a ser en lo que el Padre Celestial quiere que sea, así que estoy trabajando en eso. Y es genial que puedo tratar de ayudar a otras personas en este proceso. Sé que entre el Padre Celestial y yo, ese es el objetivo”.
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